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Psicología y Martirio I. El testimonio de fe del s. I – IV d. J.C. en el Imperio Romano (página 2)



Partes: 1, 2

El enfoque
teológico de Josef Weismayer
.

De este modo, se establece la línea de trabajo: el
testimonio de fe de los mártires cristianos en la Iglesia
primitiva, modelo y
ejemplo para el mundo entero, testigos que fueron sacrificados en
aras del orden público establecido pero a mayor gloria de
Dios.

Sobre la cuestión derivada de esta propuesta
inicial, es necesario el enfoque histórico y
filosófico, así como antropológico y
teológico. Es decir, el contexto en situación de la
persona y
los valores
que encarna y por los cuales es capaz de entregar su vida por el
Reino de Dios.

La visión cristiana del
dolor y el sufrimiento
.

El tema de la visión dolorista de la religión en la
Iglesia Católica, está magistralmente ilustrado por
el teólogo, Josef Weismayer, de quien encontrarán
un esbozo clarificador sobre el sufrimiento en la Biblia, y el
dolor en la Sagrada Escritura en
¨Vida Cristiana en plenitud¨, en la Col. Pastoral
Aplicada de Promoción Popular Cristiana (Madrid,
1990).

La cuestión principal es puntualizar el
sacrificio de la cruz como valor supremo
del cristianismo y
que es motivo de escarnio para la sociedad.

Cap. I. La Biblia: Antiguo y
Nuevo Testamento
.

El judío Filón, rabino y doctor de la
Ley de la
Torah, que fundó en Alejandría un
¨didascalio¨ o escuela de
sabiduría, y que marcó el comienzo de lo que se ha
dado en llamar la ¨Doctrina del Logos¨ enraizando en un
método de
explicación escrituraria el pensamiento
helénico y la tradición judaica, fue una tentativa
de reconciliar la tradición de Israel y los
temas filosóficos griegos.

Los filósofos habían esbozado en
múltiples aproximaciones esta grandiosa concepción
del Logos, del pensamiento de Dios. Platón
había reconocido en ella el origen de las ideas. Pero San
Juan Evangelista consolidó en una certidumbre todos esos
sentidos del vocablo, el Verbo de Dios. Y así, todos los
principios
justos descubiertos y expresados por los filósofos los
alcanzaron éstos merced a una participación en el
Verbo, y este Logos que había encendido progresivamente la
inteligencia
humana, era Cristo, por quien hallaron su verdadera
significación la razón y la fe.

Una concepción cristiana de la historia que se
concretará en San Juan y el Logos del IV Evangelio en
quien reconocerá la Doctrina del ¨Verbo de Dios¨,
que junto a San Pablo y la elección de los 27 textos
canónicos que constituyen el Canon del Nuevo Testamento en
la Sagrada Escritura inspirados por el Espíritu
Santo completará la tradición de Israel
recogida en los 46 libros del
Antiguo Testamento, y que conformarán los 73 libros
sagrados de la Biblia de Jerusalén.

Los primeros capítulos del Génesis
demuestran la sublime dignidad de
las personas humanas. Porque Adán, el primer hombre, era
figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro
Señor, el nuevo Adán, en la misma revelación
del misterio del Padre y de su amor por el
Hijo, se manifiesta plenamente al hombre mismo y le descubre la
sublimidad de su vocación.

En el pasaje de Abel, la víctima mártir
asesinada, el hombre
justo, que recoge el fruto de su trabajo y lo ofrece en acción
de gracias a Dios, se muestra a un
Caín, el victimario homicida, el hombre indigno, que
ofrece su vil sacrificio con un corazón
ruin.

En el Éxodo, la sangre colocada
en los dinteles y las jambas de las puertas de los israelitas lo
que los protegió aquella horrible noche en Egipto del
exterminio del ángel de la muerte (Ex.
12,7.12), sólo era una anticipación de otra sangre,
la de Cristo, portadora de la santidad y salvación
definitiva.

En la historia de Jonás: "No se dará
ningún signo que no sea el signo de Jonás", Cristo
crucificado. El ¨Cántico de Ezequías¨, las
meditaciones sobre Job, y el libro de
Jeremías, nos muestran al profeta sufriente del Antiguo
Testamento entregado a la voluntad de Dios hasta su martirio y
asesinato.

Del martirio del mayor de los profetas de la Biblia, San
Juan Bautista, de quien anuncia en el Nuevo Testamento la llegada
del Mesías y la necesidad que tiene el cristiano de vivir
la coherencia incluso ante los sufrimientos, destaca que si
relativamente pocos están llamados al heroico sacrificio
supremo, existe sin embargo, "un testimonio coherente que todos
los cristianos deben estar dispuestos a dar cada día,
incluso a costa del sufrimiento y grandes
sacrificios".

"Se requiere en efecto un compromiso muchas veces
heroico para no ceder, incluso en la vida cotidiana, a las
dificultades que presionan al comprometido y para vivir el
Evangelio ‘sine glossa’ (sin atenuantes)", existen
aún hoy mártires que entregan su vida por la fe en
el mundo, y "nos hace pensar en los mártires de la fe que
a lo largo de los siglos han seguido valerosamente sus huellas",
los creyentes siguen sometidos a duras pruebas por su
adhesión a Cristo y a la Iglesia".

Cap. II. La Iglesia Primitiva
(s. I – IV d. J.C.)
.

Desde los primeros tiempos de la Iglesia Primitiva, se
ha reconocido que la sanguis martyrum est semen Christianorum (la
sangre de los mártires es la semilla de los cristianos).
"En la Iglesia antigua, el martirio era considerado una verdadera
celebración eucarística: realización extrema
de la contemporaneidad con Cristo, del ser una cosa sola con
Él" (Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, Introduzione allo
spirito della liturgia, 55).

A partir de finales del siglo segundo, la fecha de la
muerte del
mártir se celebraba en su tumba como una natividad en los
cielos, lo que llevó a la construcción de iglesias encima de estos
lugares. De la misma forma, en la liturgia romana, los
mártires están ubicados en las primeras filas,
antes de todos los demás santos, vestidos con el color rojo de la
liturgia que pone de manifiesto la naturaleza
sangrienta de su sacrificio.

1) Jesús de Nazareth.

" … Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los
mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la
justicia,
porque ellos serán saciados. Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados
los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el
Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os
injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal
contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque
vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la
misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros
… ".

La Pascua Judía y Cristiana.

Por aquel entonces en Jerusalén se preparaba la
fiesta de la Pascua que celebraba la libertad de
los judíos
que escaparon del yugo de la esclavitud en
Egipto en tiempos de Moisés y conmemoraba la noche en que
los esclavos hebreos marcaron sus casas con la sangre de un
cordero para que la venganza del ángel de Dios no
alcanzara a los primogénitos de Israel.

¡ Dios de Abraham, Isaac y Jacob ! , ¡ Dios
Justo ! , ¡ Dios Santo !, ¡ Dios Inmortal ! ,
¡Dios Universal !, ¡ Dios Padre Omnipotente !,
¡ Dios Padre Piadoso!, ¡ Dios Padre Eterno !, cuanto
hemos esperado que llegara el día de nuestra
liberación, como Moisés que escapando de la espada
del Faraón se convirtió en el libertador de los
hebreos que huyeron del cautiverio de Egipto.

Ya habían transcurrido generaciones desde el
primer enfrentamiento de Sansón y los israelitas contra
los filisteos hasta su derrota definitiva con la unción
del gran Rey David, origen del linaje y ascendiente directo del
libertador de la casa de Israel que tanto esperaban los
judíos, como en la época del exilio en tierras de
Babilonia que tan amargamente profetizó Jeremías, y
que ahora bajo la dominación del Imperio Romano el
pueblo israelita sentía en su propia tierra.

¡ Alegraos !, ¡ regocijaos !, porque nuestro
cautiverio ha terminado, Cristo ¨El Ungido¨ está
entre nosotros, es de la estirpe de David y de sus descendientes
nos ha venido la salvación, de Belén de Judea es el
hijo de Dios.

El ¨Rabí¨ o maestro como le llamaban, era
hijo natal de Belén, de un ¨nagar¨ o carpintero
del pueblo de Nazareth en Galilea que se llamaba José y
que había hecho voto de nazareno o de consagrarse a Dios,
y de una muchacha llamada María que era la madre virginal
de Jesús. Había llegado a Judea a la casa de su
amigo Lázaro, que convivía con sus hermanas Marta y
María de Betania, un pueblo muy cercano a
Jerusalén, venía de predicar por Galilea y del
lugar a orillas del río Jordán en Perea donde su
primo Juan, el mayor de los profetas de la Biblia, había
estado al
principio bautizando y anunciando la llegada del Mesías.
Con sus discípulos, Simón Pedro o Cefas y su
hermano Andrés, Juan y su hermano Santiago el Mayor o
Zebedeo, Judas Tadeo, Santiago el Menor o Alfeo, así como
Simón el Zelote o Cananeo, Mateo el publicano,
Tomás al que llamaban el gemelo, Bartolomé o
Natanael, y Felipe, … hacían su entrada triunfal en
Jerusalén.

¡ Oh Jerusalén !, proclama la gloria del
Señor porque hoy es el día de tu
liberación.

El Rey Herodes Antipas, tetrarca de Perea y Galilea,
había hecho encarcelar y decapitar en su fortaleza de
Maqueronte a Juan el Bautista, porque consideraba a Jesús
de Nazareth como a un usurpador. La clase dirigente judía
de los ¨haberim¨ o pertenecientes al
¨Sanedrín¨, o Supremo Consejo, también
veían con recelo a Jesucristo porque el pueblo lo aclamaba
y proclamaba como el Rey de los Judíos que les
traería la libertad. La secta de los fariseos y saduceos
que tenían la autoridad
nacional y religiosa, los ¨soferim¨o maestros de la Ley y
estudiosos de las Escrituras, lo consideraban como a un
perturbador que ponía en entredicho sus
enseñanzas.

¡ Oh Señor !. ¡ Rey de Reyes !, que
amas a tu pueblo y que escapaste de la espada de la casa de
Herodes has venido para liberar a los oprimidos.

Que humilde condición la de aquellas gentes que
como era habitual cada año se reunían procedentes
de todas partes para dar gloria al Señor, eran
¨amhaares¨ de toda índole despreciados por los
escribas y fariseos, ¨goims¨ o paganos, con
¨cuttonas¨, túnicas por vestido, y
¨simlahs¨, mantas de abrigo, desgastadas por el tiempo, en
contraposición con aquellos que se distinguían por
las ¨zizith¨, borlas o franjas que los israelitas
llevaban en los vestidos para recordar los mandamientos de la Ley
de Dios, con las ¨cufiehs¨, prendas para la cabeza, o
¨taliss¨, que caían sobre sus hombros, y que
solían llevar cuando oraban en la sinagoga.

¡ Santo !, ¡ Santo !, ¡ Santo !, es el
Señor, Dios del Universo, llenos
están el Cielo y la Tierra de tu Gloria, ¡Hosanna!
en el Cielo, bendito el que viene en nombre del Señor,
¡Hosanna! en el Cielo.

El poder del
César, el Emperador de Roma, era
omnisciente, y divinizado por el paganismo del Imperio, el
politeísmo era la religión oficial. Y Judea era una
provincia romana que por el pasado histórico
monoteísta de la tradición judaica, depositaria de
las tablas de la Ley que Moisés en el monte Sinaí
recibió del mismo Dios, la convertía en caldo de
cultivo de insurrecciones y sublevaciones por su reticencia a
adoptar las costumbres y usos de sus conquistadores.
Especialmente en estas fechas las guarniciones romanas de la
Torre Antonia de la ciudad estaban en estado de alerta
permanente, pues los judíos alentados por su exaltado
sentido del nacionalismo y
exacerbados por la convicción de ser el pueblo elegido de
Dios, hacía ya largo tiempo que consideraban al
ejército de ocupación como al opresor. El
Gobernador romano, el procurador Poncio Pilato, alertado por los
disturbios y motines ocasionados por miembros de fanáticas
y agresivas sectas judías como la de los zelotes o los
sicarios, con un tal Barrabás al frente que había
sido encarcelado, también juzgaba la fama que
precedía al galileo como un signo de inestabilidad para
lograr imponer en su provincia la voluntad del César
Tiberio retirado en Capri y cuyo regente era Calígula, y
porque ponía en peligro su soberanía y era un estorbo para sus fines
en aras del orden público establecido.

¡Escucha Oh Israel !. No endurezcas tu
corazón como hicieron nuestros antepasados junto a la
montaña sagrada del Sinaí, porque tuvieron que
vagar por el desierto durante una generación hasta
encontrar la tierra prometida de Canaan.

Se acercaba el día de los panes ácimos
cuando había que sacrificar el cordero pascual, y
Jesús se dirigió al Templo de Jerusalén para
orar al Señor, y encontrando en sus atrios a cambistas y
mercaderes que negociaban con el precio de las
ofrendas que
se habían de entregar a la casta de los sacerdotes para
llenar sus arcas del tesoro, arremetió contra sus puestos
derribándolos y desparramando las monedas por el suelo, y a
latigazos les expulsó del Templo.

¡ Pídeme ! y te daré las naciones en
herencia y extenderé tus dominios hasta los límites de
la tierra. Los regirás con vara de hierro y como
vaso de alfarero los romperás.

Y buscando la manera de quitarlo de en medio sin que la
gente se enterara, dos días antes del día de los
panes sin levadura se había tramado una traición
contra Él, entre un tal Judas Iscariote, habitual entre
sus allegados que administraba los ases de cobre que
recibían de las gentes para atender sus necesidades y
había decidido entregarle a cambio de
dinero, y el
Sumo Sacerdote, Caifás, que para apresarle había
acordado una recompensa de 30 siclos de plata, única
moneda nacional judía en circulación.

Llegó el día en que se celebraba la noche
de la pascua judía, y hacia el atardecer cuando
empezó a cesar el bullicio de las gentes por las calles,
Jesús después de predicar en el Templo se
retiró con sus discípulos a un cenáculo de
la ciudad .

El Señor es mi vara y mi cayado, ¡ nada
temeré !. El Señor es mi pastor, ¡ nada me
falta !…

El lugar de encuentro con la Guardia del Templo donde
habían acordado prenderlo sería durante la noche
después de la cena pascual en el huerto de los olivos,
llamado Getsemaní, con el fin de llevarle acto seguido a
juicio y condenarlo a pena de
muerte. Los cargos de que se le acusaría serían
de sedición y blasfemia, y antes de despuntar el alba
sería llevado ante Poncio Pilato para su
crucifixión porque el poder romano se reservaba el
¨jus gladii¨, es decir, tenía la última
palabra para decidir entre la vida o el suplicio en cruz de un
reo.

¡ Ay de ti Jerusalén ! que matas a tus
profetas, destruye este Templo y Sagrario del Espíritu
Santo y en tres días lo reconstruiré, porque la
piedra del fundamento que desechasteis será la piedra
angular.
Creemos que el mejor modo de enfocar la cuestión de la
asunción del sacrificio de la cruz por Nuestro
Señor Jesucristo es ser conscientes de la limitada
capacidad de entendimiento del ser humano sobre el sentido
mesiánico de su misión
salvífica.

Queremos decir que es necesario un ejercicio de humildad
que nos permita comprender que aunque nada se esconde al saber
divino, si es al hombre a quien no le alcanza el discernimiento
para entender en su total y verdadera dimensión el
significado de la entrega del hijo de Dios por la
salvación del hombre.

En el pasaje del Evangelio después de la
última cena en el que Jesús de Nazareth en el
huerto de los olivos de Getsemaní, en orante diálogo
con Dios Padre, le implora no ser crucificado, y acto seguido por
su amor filial, afirma: ¨hágase tu voluntad y no la
mía¨, está reafirmando en su condición
de salvador y mesías, un acto de oblación pura, de
total entrega a su inmolación, conteniendo el verdadero
sentido del martirio, en contra de su voluntad y a causa de la
iniquidad de los hombres, asumiendo el sacrificio por el valor
supremo de su misión salvadora, donde encuentran verdadero
significado las palabras: ¨… no hay mayor amor que el que
entrega su vida por los demás…¨, ¨… es
necesario que el hijo del hombre muera para que sea
ensalzado…¨, … porque la voluntad de Dios es salvar al
género
humano aunque deberá sufrir por ello su propio hijo el
martirio por la maldad del hombre.

El sufrimiento vicario de Cristo.

" Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de
Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces
les dice: mi alma
está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y
velad conmigo.
Voluntad ciertamente misteriosa, pero que nos pone violentamente,
cara a cara, con el gran amor que Dios tiene al hombre, haciendo
que un Dios encarnado, en carne humana sufra por
él.

El cristiano, imitador de Cristo, seguidor de los pasos
de su Maestro, ¿se extrañará si en su camino
aparece el sufrimiento?. El convencimiento de que Dios es mi
Padre y quiere lo mejor para mi, aunque no lo entienda, le
hará clamar también : " no se haga mi voluntad,
sino la Tuya".

…..Pavor. Angustia. Tristeza hasta el punto de morir.
Sudor como gotas espesas de sangre…… Y los discípulos,
tu y yo, dormidos por la tristeza.

¿Cómo debía de ser ese dolor de
Cristo transformado en sufrimiento, que le lleva a sudar gotas de
sangre?. ¡Qué bien se refleja aquí la ruptura
que el dolor produce en el alma. ¡Cómo éste,
el sufrimiento, ha pasado de los sentidos al
alma, al yo, al espíritu, a la persona!.

Abrazar como Cristo, la cruz, el sufrimiento, aceptando,
queriendo, amando la Voluntad divina, no es de extrañar
que un cristiano, aún en el martirio, sea feliz, alegre
por ser corredentor, ya que colabora a restaurar con Cristo la
naturaleza
humana, la creación, a su origen primitivo antes de
que entrase, por el pecado original, el mal en el
mundo.

Esta es la respuesta, la esperanza del cristiano a la
pregunta sobre el sentido del sufrimiento. Al morir Jesús,
el mismo Dios, bajo figura finita, destruye los efectos del
pecado original y todos los personales, produciendo una nueva
creación.

…porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que
somos los únicos culpables…..para
qué…….viviésemos al fin " in libertatem gloriae
filiorum Dei ", en la libertad y gloria de los hijos de
Dios.

De este modo, adquiere pleno sentido una de las obras
cumbres del historiador Daniel Rops: Muerte, ¿
dónde está tu victoria ? ; la vida del cristiano es
la historia de la asunción del sacrificio de la cruz y de
su propio martirio para salvación de su alma humana y
resurección a la vida eterna. Esta aspiración de la
humanidad por los valores
espirituales recibió su confirmación con la
pelicula La Pasión de Cristo de Mel Gibson
(2004).

Jesús de Nazareth fue martirizado… y lo dicen
profesionales en psicología y
teología, opinar lo contrario, es decir, que se
suicidó, es de un reduccionismo y una autosuficiencia que
se parece a los opinólogos … como la dramática
posición de Pilatos cuando se pregunta "¿
Qué es la verdad ?" y actúa como si no existiese
estando ante Cristo; el victimario sumerge a la víctima en
una cultura de la
muerte, del relativismo y la negación de la
verdad.

Realmente, estamos asombrados de que puedan existir
profesionales, que puedan afirmar sin lugar a dudas, y sin
conciencia del
grave sacrilegio que estan cometiendo, que Jesucristo fue sujeto
de una autoinmolación, debe existir alguna
explicación plausible a una interpretación de este tipo, a nuestro
entender, sea resultado de una mala traducción, o bien, porque en origen se
pretendió que así fuera, nos encontramos con el
mismo problema, un error doctrinal en las bases de la
psiquiatría y la psicología.

Los Apóstoles y
protomártires
:

Un ejemplo que podemos traer a colación y que
existió ya en sus lejanos orígenes, con nuestro
protomártir San Esteban, es como hubo de brillar luego en
toda su evidencia en aquellas dramáticas horas en que,
frente a los verdugos de Roma, millares de cristianos prefirieron
la muerte a apostatar de la fe, entregando su vida en un acto
sublime de oblación a Dios.

Otros dedicaron sus últimas palabras precisamente
a la misericordia y al perdón, en imitación del
ejemplo dado por Cristo en la cruz y seguido ya por el primer
mártir, San Esteban que fue lapidado.

La religión cristiana se difundió muy
rápida desde Jerusalén hasta Antioquia, antes de
llegar al Occidente, en Roma. El Cristianismo llegó a las
costas de India, donde
San Tómas Apóstol predicó y fue martirizado,
mientras San Judas Tadeo y San Bartolomeo predicaron el Evangelio
en Armenia. Gracias a sus martirios, Armenia se convirtió
en el primer país cristiano.

Por voluntad de Cristo, Juan sería el
único de los 12 apóstoles que no moriría de
muerte violenta, y a excepción de Judas Iscariote que se
suicidó, el resto sufriría el calvario del
martirio.

  1. Los Evangelios.
    Juan.
    ¨En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba
    con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio
    con Dios. Todo fue hecho por Él y sin Él nada se
    hizo de cuanto ha sido hecho¨ (Jn 1, 1-3).
    "El buen pastor da su vida por las ovejas" (Jn 10,11), y el
    testimonio de los cristianos se asemeja siempre con el misterio
    del grano de trigo: "Si el grano de trigo no cae en tierra y
    muere, queda él solo; pero si cae en tierra buena y
    muere da mucho fruto" (Jn 12,24). Cristo, en la víspera
    de su pasión, anuncia su glorificación a
    través de la muerte. Los mártires, recorren "El
    Camino" (así se llamaban a si mismos los cristianos) de
    Jesús al decir de sí mismo: "Yo soy el Camino, la
    Verdad y la Vida" (Jn 14, 6). El martirio toma parte
    directamente en la obra de Cristo, permaneciendo unidos a
    Él que salva y santifica (Jn 15,5). "Dado que
    Jesús, el Hijo de Dios, manifestó su amor
    entregando su vida por nosotros, nadie tiene mayor amor que el
    que entrega su vida por Él y sus hermanos" (Jn
    15,13).
    Jesús al dirigirse a Pedro: "En verdad te digo: cuando
    eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas
    adonde querías; pero cuando llegues a viejo,
    extenderás tus manos y otro te ceñirá y te
    llevará adonde tú no quieras". Y el evangelista
    agrega: "Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a
    glorificar a Dios" (Jn 21,18-19).
  2. Marcos.
    Refiriéndose Jesús a Pedro: "Tus pensamientos no
    son los de Dios, sino los de los hombres" (Mc 8,32). Luego,
    ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero
    si arruina su vida?…quien pierda su vida por mi y por el
    Evangelio, la salvará" (Mc 8,36). La prueba era
    necesaria para el cumplimiento de la misión, el
    martirio.
    Mateo.
    "Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y
    suplicaba así: Padre mío, si es posible, que pase
    de mi esta copa, pero que no sea como yo quiero, sino como
    quieras Tu" (Mt 26, 37-39). "Y alejándose de nuevo, por
    segunda vez oró así: Padre mío, si esta
    copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu
    voluntad" (Mt 26,42).
    La orden del Señor "vayan y hagan discípulos de
    todos los pueblos" (Mt 28,19) es anuncio como el martirio de la
    semilla de nuevos cristianos.
    Lucas.
    También enseñó a sus padres a obedecer al
    orden en la obediencia: " ¿ No sabíais que es
    necesario que yo esté en las cosas de mi Padre ?" (Lc 2,
    49). Cristo obedeció a Dios Padre, su Padre, nuestro
    Padre, hasta la muerte y muerte de cruz. Obediente a sus padres
    " bajó con ellos y vino a Nazareth, y vivía
    sujeto a ellos." (Lc. 2, 51).
    "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
    sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame"
    (Lc 9, 23). "Os digo que si uno se declara a mi favor delante
    de los hombres, también el Hijo del hombre se
    declarará a favor suyo delante de los ángeles de
    Dios" (Lc 12,8).
    " ¿Es que no temes a Dios, tu que sufres la misma
    condena?. Y nosotros, con razón, porque nos la hemos
    merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo
    ha hecho. Y decía San Dimas: Jesús,
    acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino. Jesús
    le dijo: Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el
    Paraíso." (Lc 23, 40-43).
    b) Los Hechos de los Apóstoles.
    En el sacrificio vemos la inspiración del
    Espíritu Santo que Jesús prometió a los
    Apóstoles como la facultad mediante la cual
    serían sus testigos, sus mártires, hasta el fin
    de los días (Hch 1:8). La antigua tradición de la
    Iglesia presenta el relato de los Hechos de los
    Apóstoles en referencia a su identificación con
    el testimonio del Señor, sufrir la "humillación
    por el bien de su nombre" (Hch 5:40), en cuanto está
    estrechamente relacionada con el sufrimiento y la muerte por la
    fe (Hech 1:8 y 22).
    c) Las Epístolas.
    La vida de San Pablo y su misión está en
    relación con el sufrimiento y el dolor, con su
    comunión con la pasión de Cristo (1 Cor 2,1 ss.;
    Gal 4,12-14), fue decapitado.
    La nube de testigos (Hb 12,1), ha completado "lo que falta a la
    Pasión de Cristo". "Me alegro por los padecimientos que
    soporto por vosotros, y completo lo que falta a las
    tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su cuerpo, que
    es la Iglesia" (Col 1,24).
    La cruz es un escándalo y una locura (1 Cor, 22-25) para
    el mundo, el valor del cristiano se expresa en las palabras del
    apóstol Santiago: "Vosotros que no sabéis
    qué será de vuestra vida el día de
    mañana … ¡Sois vapor de agua que
    aparece un momento y después desaparece" (St. 4,14), y
    en las vibrantes afirmaciones de San Ignacio de
    Antioquía: "De nada me serviría todo el mundo y
    todos los reinos de
    aquí abajo; para mi es mejor morir por Cristo
    Jesús que ser rey sino en los confines de la tierra. Yo
    busco a Aquel que murió por nosotros; yo quiero a Aquel
    que por nosotros resucitó", ante su inminente martirio
    (Epistola ad Romanos, 4,1): "Dejad que me devoren las bestias,
    que es mi manera de llegar a Dios. Soy el trigo de Dios, y debo
    ser molido por los dientes de las bestias salvajes, para que
    pueda llegar a ser el pan puro de Cristo".
    3) Los Padres Apostólicos y Apologistas
    Cristianos
    .
    Así como la exégesis, o ciencia de
    la Escritura, de los primeros autores de letras cristianas, los
    Padres Apostólicos, de aquellos que aún eran
    testigos directos de las enseñanzas de los
    apóstoles, de entre los más conocidos encontramos
    a los obispos: San Ignacio de Antioquía y San Policarpo
    de Esmirna; a los que siguió una nueva literatura
    cristiana, que se denominará de los Apologistas
    Cristianos, el más célebre, San Justino.
    Las etapas que se habían esbozado desde los
    discípulos inmediatos al mensaje de Cristo, la de los
    Padres Apostólicos y Apologistas Cristianos,
    derivaría en una filosofía cristiana que
    llegaría a la elaboración de un sistema de
    pensamiento religioso que tendría en el Obispo de Lyon,
    su máximo exponente, San Ireneo, que reafirmaría
    el primado de la Iglesia de Roma, la síntesis
    de la tradición de los profetas veterotestamentarios,
    los evangelios sinópticos y textos canónicos, y
    de la historia del pueblo de Dios en la Biblia.
    Los dos focos del pensamiento cristiano contemporáneos
    al de Roma, fueron los de la escuela Alejandrina, un
    ¨didascalio¨ cristiano, de servidores del
    Verbo, didáscalos (o doctores), y el de Cartago.
    En todos los períodos de la historia de la Iglesia se ha
    vuelto a verificar la palabra de Tertuliano, que
    escribía en el año 197: "La sangre [de los
    mártires] es semilla de los cristianos"
    (Apologético, 50). Encontramos la misma idea ya a mitad
    del siglo II, en el discurso de
    autor desconocido dirigido al pagano Diogneto: "¿No ves
    que [los cristianos], arrojados a las fieras con el fin de que
    renieguen del Señor, no se dejan vencer?. ¿No ves
    que, cuanto más se los castiga, en mayor cantidad
    aparecen otros?" (7, 7-8). Hipólito Romano
    escribía, durante la persecución de Septimio
    Severo de la que hablaremos más adelante, que un gran
    número de hombres, atraídos a la fe por medio de
    los mártires, se convertían a su vez en
    mártires (Comentario sobre Daniel, II, 38).
    La
    motivación teológica: "la gloria de Dios es
    el hombre vivo" (gloria Dei vivens homo), de carácter antropológico: la
    "visión de Dios es la vida del hombre" (vita hominis
    visio Dei), es el tremendo grito de San Ireneo en respuesta a
    los gnósticos: Caro capax dei; ¡carne con
    capacidad para Dios!.
    Como decía San Ambrosio, refiriéndose a su
    tiempo, cuando ya los cristianos salían de las
    catacumbas y las persecuciones exteriores habían
    acabado: "¡Cuántos hoy son mártires en
    secreto y dan testimonio al Señor Jesús!"
    (Comentario al Salmo, 118).

Conclusión

El contexto histórico de Jules Charles Henri
Petiot
.

Daniel Rops, su nombre literario, es a nuestro modo de
ver, uno de los historiadores del cristianismo más
prolíficos que ha tenido la Iglesia, fue fundador de la
revista
Ecclesia , ocupó el sillón 7 en 1955 de la Academia
de la Lengua, y como
miembro Comendador de la Legión de Honor, una de las
personalidades más respetadas en el campo de la Literatura
y la sociedad en Francia, un
dato anecdótico, es que fue el profesor de
universidad
más joven del país, que se convirtió en uno
de los conferenciantes más prestigiosos y valorados por
los círculos académicos. Que podemos decir
más a su favor, que el agradecimiento por su labor
historiográfica, fue reconocida por el mismo Santo Padre,
Pío XII, por mediación de su Secretario de Estado,
el futuro Cardenal Montini, y Papa Pablo VI.

Las actas martiriales que se describen en su libro "La
Iglesia de los Apóstoles y los Mártires", estan
corroboradas ampliamente por documentos
históricos de gran rigor científico, y no cabe
lugar a dudas, de que su intención fue siempre honorable.
En este punto, apoyamos la disyuntiva de mostrar toda la
verdadera dimensión de los hechos ocurridos entre los ss.
I a IV d. J.C. en que las persecuciones de los cristianos, fueron
las más atroces, sanguinarias, crueles y salvajes que
hayan podido nunca existir en la historia de las civilizaciones
humanas.

El acto de inmolación u
oblación
.

Con el debido respeto y
consideración a su labor profesional, planteando un nuevo
problema que se suma al ya discutido conflicto con
K. Menninger sobre la confusión observada y la discutida
así como necesaria diferenciación entre el concepto de
suicidio y
martirio.

Un acto de oblación, o en términos
antropológicos de inmolación, y según los
arquetipos de la cultura, de sacrificio, que se pueden
identificar en los actos de un suicida, no son los que
identificamos en un mártir.
Contrariamente a la afirmación sobre el acto de suicidio
de un mártir por un ideal que acostumbramos a ver en la
prensa
escrita, tenemos que diferenciar, que un suicida es sujeto de
suicidio y un mártir de martirio, dos conceptos distintos
que no deben confundirse.

Cuando de la existencia de un homicidio
inflingido por el propio sujeto en si mismo o por mandato a su
voluntad mediante terceras personas se deriva la muerte, tenemos
que hablar de suicidio.

Cuando del acto de privar de vida a una persona por
causa de muerte se deriva un asesinato contra la voluntad del
sujeto a causa de su honor por negarse a aceptar el mandato de
renuncia a un ideal, y que ha asumido su sacrificio a cambio de
su vida en un acto sacramental de inmolación u
oblación pura, debemos hablar de martirio.

Volvemos a encontrar en la base del conocimiento
doctrinal psicológico y psiquiátrico, y en este
caso, psicoanalítico, una grave confusión de
conceptos para el desarrollo de
nuestra disciplina,
puesto que no hace distinciones entre ambos términos y si
las tiene: el martirio no es un acto suicida por un ideal como
pretende K. Menninger, puesto que el mártir no es un
suicida, podemos decir que en el martirio, el mártir es la
víctima que rehusa aceptar el mandato de su renuncia, y
por contra en el suicidio, el suicida es el victimario homicida
por mandato a su voluntad.

Este argumento se desarrolla en extenso en la siguiente
parte de la Conferencia:
Psicología del Martirio (II); perteneciente al área
de Psiquiatría Social del VI CVP – Interpsiquis
2005.

Documentación.

Los siguientes datos
históricos y el cuadro cronológico sobre el
Imperio Romano y el Martirio Cristiano, son un extracto
refundido del libro: ¨La Iglesia de los Apóstoles y
los Mártires¨ de Jules Charles Henri Petiot (o
Daniel Rops).

Las Actas Martiriales. Archivos
oficiales y no oficiales
.

Según el cronista Orígenes, se
pretendía: ¨exterminar por doquier el nombre mismo
de Cristo¨. Podemos enumerar esas víctimas de las
grandes persecuciones en todos los países, en todas las
clases sociales, en todas las edades y en todas las
condiciones. No hay ninguna de las viejas diócesis de
Europa, del
Asia Menor o
del África que no haya contado con ellas. Pero, debemos
abstenernos de enumerar en sus detalles las horribles formas
con que era aplicado de diversos modos su martirio, y conviene
que imitemos la moderación de los narradores y evitar de
hacer comentarios porque no existe medio alguno imaginable de
torturar seres humanos que no fuese aplicado en los cristianos.
Digamos solamente que la decapitación aparecía
como medida de clemencia: ¡Seré humano –
decía el magistrado de Roma – y te condenaré a
que te degüellen!, refiriéndose a la espantosa
costumbre de ser entregado a las fieras como espectáculo
en el circo para embriagar con el sádico placer de la
tortura a las muchedumbres sedientas de sangre cristiana, el
motín del pueblo impulsado al crimen y la caza de
cristianos.

14-37. Tiberio (dinastía Julio-Claudia). 37-41.
Calígula. Persecución de Herodes Agripa: 41.
41-64. Nerón. Incendio de Roma: 64. 81-96. Domiciano.
Edicto de persecución: 92-96.

Crucifixión de Cristo: 30. Protomartirio de San
Esteban: 36. Evangelio arameo de Mateo: 50-55. Evangelio griego
de Marcos: 55-62. Evangelio griego de Lucas: 63. Los Hechos de
los Apóstoles: 63-64. Epístolas de San Pablo: 52
-66. Martirio de San Pedro y San Pablo: 66-67. San Juan escribe
el Apocalipsis: 82-96.

96-98. Nerva (dinastía de los Antoninos).
98-117. Trajano. 138-161. Antonino. 161-180.
Marco-Aurelio.

San Juan escribe su Evangelio. Martirio de San Ignacio
de Antioquía: 107. Martirio de San Policarpo de Esmirna:
155. Martirio de San Justino: 163. Mártires de Lyon:
177.

193-249. Septimio Severo (dinastía de los
Severos). Comienzo de la persecución sistemática:
202; y de la anarquía militar: 235. Felipe el
Árabe: 244-249.

Martirio de Santa Perpetua y Santa Felicitas: 203,

La persecución de Septimio Severo fue la
más dura, vasta e inexorable de cuantas la precedieron,
si hasta ese momento hombres y mujeres cristianos eran llevados
ante los jueces, condenados y ejecutados, porque habían
sido denunciados, el rescripto de 202, ordenaba la
persecución sistemática y metódica de los
cristianos: redadas y tandas de víctimas en los
anfiteatros de Roma y sus provincias, atestados de
mártires de todo el mundo romano, presos de las fieras y
las hogueras, habían sido acusados de pertenecer a una
secta proscrita, según narra la leyenda acusados de
antropofagia en sus liturgias rituales, de incesto entre sus
hermanos fieles, de infanticidio
y otras peores atrocidades, etc…

En las Galias, la muerte de San Ireneo, San Andeol,
patrono de la Iglesia de Viviers, fue ejecutado ante el mismo
Emperador; San Alejandro, Epipodio, Marcelo, Valentín y
Sinforiano, cuya memoria se
venera en Chalons, Tournus y Autun, … pero debemos recuperar
de entre las muchas historias que forman parte de la herencia
de la Iglesia y el martirologio de los santos, la
narración de los siguientes hechos:

Santa Perpetua, fue encadenada con Felicitas y
Revocato, esclavos, y arrojados al calabozo de Cartago, entre
los diáconos y catecúmenos, se hallaba Saturnino
y Secundulo, y su santo catequista Saturio; en la mazmorra de
los fosos entraron en éxtasis místico envueltos
en visiones celestiales y entregados a las fieras; pasado el
invierno llegó el interrogatorio de Perpetua que reza
del siguiente modo: ¡Apiádate de las canas de tu
padre y de la niñez de tu hijo !, ¡ Sacrifica ! –
No sacrifico. – ¿ Eres cristiana ? – ¡ Soy
cristiana !. Santa Felicitas había llegado al octavo mes
de embarazo y
llegó al parto, el
guardián se mofó: ¨Si ahora te quejas,
¿ qué vas a hacer delante de las fieras?; y
respondió: ¨Mi sufrimiento actual, soy yo quien lo
padezco, mientras que allí habrá otro en
mí, y yo sufriré por él¨. Su martirio
el 7 de marzo de 203 en las arenas del anfiteatro fue una
carnicería salvaje que se repetía hacía
150 años y en las que hombres, mujeres y niños
fueron presas de los leones … en cuanto a las dos santas aun
vivas de ser devoradas por un oso, un leopardo, un
jabalí, etc … se recurrió a la espada, y
encargóse a un gladiador que las degollara. Las actas de
los mártires, fueron redactadas en su mayor parte por
Santa Perpetua: ¨Todos los que fuisteis testigos de estos
hechos os acordaréis de la gloria del Señor –
escribe el cronista -, y quienes los conozcáis por este
relato, os sentiréis en comunión con los santos
mártires y, por ellos, con Jesucristo, nuestro
Señor, para quien son la gloria y el
honor¨.

En Alejandría, la escuela de Clemente fue
perseguida, llevaron al suplicio a varios catecúmenos, y
Potamiana, muchacha cristiana, a la que arrojaron junto a su
madre a una caldera de betún ardiente. Durante los
últimos meses del reinado de Felipe, la muchedumbre
reaccionó brutalmente, y los cristianos fueron agredidos
en las calles o en sus casas, apaleados y lapidados. Apolonia,
una joven cristiana, fue golpeada hasta romperle la
mandíbula y luego la quemaron viva. Serapio, precipitado
desde lo alto de su casa, … continuando el motín con
pillaje de las casas cristianas.
250-260. Edictos de persecución de Decio: 250 – 253; y
Valeriano: 257 y 258 – 260.

Martirio de San Cipriano: 258, … y los
mártires de Europa, Asia Menor y
África.

Fue en la época de Decio que la incertidumbre
de los regímenes en plena decadencia, sin el sentimiento
de culpabilidad
y de debilidad que el heroismo de los mártires
inscribiría en sus perseguidores, lo que hizo se
promulgara el edicto de persecución de 250 seguido por
los de Valeriano en el mes de agosto de 257 dictando un edicto
imperial contra la Iglesia, que prohibía el culto y la
visita a los cementerios cristianos obligando a sacrificar a
los ídolos, reforzando estas medidas de
persecución con el nuevo edicto de 258.

El primero fue el Papa Sixto II, en Roma, sorprendido
con su clero en una cámara del cementerio del
Pretextato, fue decapitado allí mismo, en la catedral
episcopal donde estaba sentado; su diácono Lorenzo, fue
torturado hasta la agonía y muerte, colocado en una
parrilla lo asaron vivo a fuego lento… En esta época
se trasladaron los cuerpos de San Pedro y San Pablo, del
cementerio Vaticano y la cripta de Lucina, en la Vía
Ostiense, y fueron depositados ad catacumbas en la Vía
Appia para su seguridad.

Los cristianos, sacerdotes y laicos fueron deportados
a las minas, las celebraciones litúrgicas severamente
castigadas, como la historia del acólito en la catacumba
de Calixto que fue ejecutado inmediatamente, también las
jóvenes Rufina y Secunda, de la alta aristocracia, o la
del grupo de
fieles de la cripta de la Vía Salaria que fueron
sepultados vivos, etc…

En Pérgamo, el Obispo Carpo y sus
compañeros fueron quemados en el anfiteatro, y durante
el martirio, una mujer del
público, Agatónica, se levantó de repente,
gritó su fe cristiana e, inmediatamente, fue arrojada a
la misma hoguera.

San Dionisio, obispo de París, fue decapitado,
con sus compañeros Rústico y Eleuterio; San
Saturnino, en Toulouse, fue atado a un toro furioso al que se
precipitó desde lo alto del Capitolio; … En las
Galias, San Victoriano,en Puy de Dôme; San Privato, en
Javols; San Patroclo, en Troyes; San Poncio, en Cimiez; el
sacerdote Hipólito, en Porto … En España,
del Obispo de Tarragona, San Fructuoso, se conoce el siguiente
diálogo ante el gobernador de la provincia: ¿
Eres Obispo ? – Lo soy; – Lo fuiste; y sin más fue
llevado a la hoguera.

En Asia, los tres cristianos de Cesarea de Palestina:
Malco, Alejandro y Prisco, que se entregaron a los magistrados.
En Lycia, Paregorio y el asceta León. En Capadocia, el
niño San Cirilo, … En Cartago, los cristianos eran
llevados a las piras de fuego de aceite
ardiendo, sino eran muertos por linchamiento; San Lucio y San
Montano fueron decapitados por ser clérigos. En Utica,
la massa candida, el Obispo Cuadrato y sus fieles, que fueron
arrojados a un horno de cal viva, incluyó a toda la
comunidad
cristiana, con el clero al frente.

Esmirna, el gran puerto de Asia, había de ser
duramente castigado. El sacerdote Pionio fue detenido con sus
fieles, y después de increparles, zanjó:
¡Sí, ya sé que la vida es dulce, pero
nosotros esperamos otra vida!. ¡Sí, la luz es bella,
pero nosotros soñamos con tener la verdadera luz!… Tu
consigna es covencer o castigar. No me puedes convencer,
¡castígame entonces!. El encarcelamiento en el
más infecto de los calabozos precedió a su
suplicio, tendido sobre un caballete lo desgarraron con garfios
de hierro, y en la arena del estadio clavado en un poste fue
quemado entre gritos: ¡Tengo prisa de morir para
despertarme cuanto antes en la resurección!.

Egipto y Palestina fueron especialmente castigadas por
las persecuciones, fue entonces cuando se produjo el episodio
de Marino, oficial de las tropas palestinianas aspirante a
centurión, que obligado a sacrificar a los emperadores,
se negó y fue decapitado.

San Cipriano, el gran Obispo de Cartago, en
África, dejó una narración de penosos
hechos, fue desterrado a Curube, y al año siguiente
el Estado
Mayor del procónsul lo devolvió a Cartago.
¨Tu sabes – dijo el magistrado – que los santísimos
emperadores han ordenado que sacrifiques. – Sí –
respondió el obispo-, pero no lo haré.-
¡Ten cuidado!, ¡reflexiona!. Haz, pues, lo que se
te ha ordenado, pues es un asunto tan sencillo, verdaderamente
que no hay necesidad de deliberación. El acta martirial
describe que el magistrado inscribió en sus tabletas:
Ordenamos que Tascio Cipriano sea degollado, y la respuesta:
¡ Gracias a Dios !. La ejecución ordenada en 258
llevóse a cabo en el campo de Sextio, y la multitud
increpaba: ¡ Queremos morir con él !, ¡Somos
de Tascio Cipriano!, lo enterraron después de decapitado
en el cementerio de Mappala, en Piscinas.

En los archivos no oficiales tenemos la
impresión de que los verdugos actuaron días y
días liquidando a los mártires por hornadas;
así debió suceder según se observa en las
cartas de San
Montano de África y sus compañeros
mártires, que según relata el cronista
después de la pasión, las madres cristianas
exclamaban: ¡Gloria!, ¡Gloria!, ¡Nadie tuvo
un martirio tan hermoso!; o las de Santiago y Mariano de
Lambesa, cuyo relator se mostraba en estos términos:
¿Qué pensáis de todo eso, paganos?.
¿Todavía creéis que los sufrimientos de la
prisión hagan sufrir de veras a los cristianos y que
basten las tinieblas de un calabozo para espantar a quienes les
aguarda la dicha de las luces eternas?. ¡Un alma
sostenida por la esperanza de la próxima gracia y que
vive ya en el Cielo por el espíritu, ni siquiera se
percata de los suplicios con los que vosotros la
aniquiláis!. Nuestros hermanos consagrados a Dios,
tienen, día y noche, un apoyo: Cristo. Les siguieron
tantos otros, el tendero de Éfeso, que fue
Máximo, el jardinero Conon, … Las actas martiriales
muestran a multitudes turbadas por el espectáculo de las
torturas de los cristianos en Cirta y otras muchas
ciudades.
284-311. Diocleciano. Terrible y suprema persecución:
293-305. Galerio, moribundo (311) renueva las medidas de
persecución. Constantino gobierna el Occidente.
Persecución de Maximino Daia en Oriente.

Martirios de Santa Inés, San Sebastián,
San Cosme y San Damián, Santa Catalina, San
Ginés, San Mauricio y la legión tebana,

Preparóse el Edicto de Nicomedia que ordenaba
el cese de las asambleas cristianas, la demolición de
las Iglesias, la destrucción de los libros sagrados y la
abjuración. Fue la última de las grandes
persecuciones, pero también la peor. En Arabia, mataban
a hachazos. En Capadocia, cortaban las piernas. En Mesopotamia,
colgaban de los pies, cabeza abajo, y los quemaban con
hogueras, les cortaban la nariz, las orejas y la lengua. En el
Ponto, hundían bajo las uñas cañas
afiladas o les vertían plomo fundido. En Frigia y
Palestina, hasta los posos del suplicio a las cristianas por
ser vírgenes se las martirizaba, y pueblos cristianos
fueron exterminados íntegros….

En Italia, Santa
Inés, virgen y mártir adolescente, condenada a
ser encerrada en un lupanar y decapitada; San Sebastián,
tribuno de una cohorte pretoriana acribillado por flechas; En
Roma, el Papa Marcelino; y en Sicilia, en Siracusa, Santa
Lucía, cuya sangre derramada aún se venera hoy en
Nápoles …

El Obispo de Sirmium, sobre el río Danubio,
cuando fue detenido y mientras le torturaban en el potro, el
gobernador le repitió: ¡ Sacrifica de una vez !, y
en medio de sus espantosos sufrimientos , respondió:
¿…Sacrificar…?. Estoy sacrificando a mi Dios, a
quien siempre lo sacrificaré todo; mientras la multitud
le gritaba : ¡ Apiádate de tu juventud
!.
Con la persecución de Diocleciano que prendió a
su chambelán cristiano, Doroteo, al Obispo Antino y a
muchos sacerdotes y fieles que perecieron entre horrorosas
torturas, se enlazan tres nombres de mártires que
figuran en el canon de la Misa, los de San Cosme y
Damián, médicos de origen árabe,
martirizados en Palestina, y el de Crisógono, que
pereció en Aquilea. Y también San Jorge,
cristiano que la tradición afirma rasgó el edicto
de Nicomedia, proclamado patrón de los soldados; San
Blas, Obispo de Armenia; San Erasmo, ermitaño del
Líbano, martirizado en Campania; San Pantaleón,
patrono de los médicos. Santa Margarita de
Antioquía, venerada por los Cruzados; y Santa Catalina,
joven estudiante de Alejandría, que la hicieron
despedazar por unas ruedas armadas de espadas, cuyo cuerpo fue
transportado al Sinaí donde se yergue el convento que
lleva su nombre.

Otros episodios de esta terrible y suprema
persecución han arraigado, tal sucede con la historia
del martirio de la cristiana de Egea de Cilicia cuando gritaba
al gobernador: ¡… Deshonras a tu madre y a tu esposa,
tratándome así …!; o con la tortura y muerte de
San Ginés.

En Palestina, de Cesarea, Afianos y Eclesios, dos
estudiantes de la Universidad de Beirut, cuando el gobernador
iba a proceder al sacrificio, Afianos le impidió
derramar las libaciones rituales, fueron detenidos, empapados
en aceite ardiendo y arrojados al mar.

El Obispo africano Félix, intimidado a entregar
los Libros Sagrados, respondió al Juez: ¨Prefiero
abrasarme, a dejar que quemen las Sagradas Escrituras¨, y
el diácono Hermes de Heraclea dijo: ¨Si el éxito
coronase tus despiadadas búsquedas, juez, si incluso
llegases a hacerte entregar todos nuestros Santos Libros y ya
no quedase la menor huella escrita de nuestra Santa
Tradición en todo el Universo,
sabe que nuestros hijos, fieles a la memoria
de sus padres y animados del celo de su propia
salvación, reharían pronto en mayor número
sus volúmenes y enseñarían con redoblado
entusiasmo el respeto y el temor del Señor¨. En
Salónica, la joven Santa Irene, cuyas dos hermanas
habían sido ya martirizadas, declaró:
¨Preferimos ser quemadas vivas, o sufrir todo lo que
queráis, a entregar los Libros¨.

Aún se conserva el archivo oficial
de interrogatorio de las tres hermanas Agapé, Chionia e
Irene y de las otras cristianas de Salónica que les
acompañaron en el trance: ¿ Qué contestas
tu, Agapé ? – Que creo en Dios vivo y que no
abandonaré el camino verdadero. – Y tú, Irene,
¿ por qué desobedeces a los Emperadores ? – Por
temor de Dios. – ¿ Y tú, Chionia, qué
dices tú ? – Que creo en el Dios vivo y que no he
cometido ninguna impiedad. – ¿ Y tú, Casia ? –
Que quiero salvar mi alma. – ¿ No quieres, pues,
sacrificar ? – No. – ¿ Y tú, Felipa ? – Lo mismo.
– ¿ Qué quieres decir con ¨lo mismo¨? –
Que prefiero morir a comer víctimas ofrecidas a los
ídolos. El interrogatorio continúa así
durante tres páginas.

En cuanto al célebre episodio de San Mauricio,
de sus compañeros y de sus soldados de la Legión
Tebana, reclutada en su mayoría en Egipto, y acampada en
el Valais, en el alto Ródano, recibió la orden de
ir a ejecutar a unos cristianos de las Galias. Y como ella
misma estaba compuesta, en su mayoría, de cristianos,
exhortada por sus jefes, Mauricio, Exuperio y Cándido,
negóse a obedecer. Fue diezmada por dos veces, pero
perseveró en su rebeldía y fue enteramente
aniquilada. Y también como los ¨cuarenta soldados
mártires¨ que murieron en Armenia tras haberlos
expuesto en pleno invierno sobre un lago helado, y cuya suprema
carta colectiva
poseemos.

Galerio ordenó la depuración de los
mandos cristianos. En Tevesta, allá en Numidia, el
recluta Maximiliano, se había proclamado objetor de
conciencia; en Tánger, el Centurión Marcelo, en
medio del banquete de aniversario del Emperador, arrojó
su cinturón e insultó a los ídolos; ambos
fueron ejecutados.

Con Maximino Daia, en Palestina, la pasión de
San Pánfilo, sacerdote y doctor; en Egipto, la muerte
del Obispo Fileas, de muchos jóvenes y doncellas que
también eran marcados con hierro candente y llevados a
las canteras tebanas o entregadas a la prostitución, y de Filoromo, oficial
convicto de las tropas romanas que fue decapitado por orden del
Prefecto; Metodio, Obispo de Patarea; el Obispo Silvano, de
Emesis; y el exégeta Luciano, de Antioquía; etc

306-337. Fundación de Constantinopla. Edicto de
Milan (313). Teodosio: 378-395. Decreto de 380 que convierte al
Cristianismo en la religión oficial.
¿Cuántas historias seguirán en el
anonimato hasta que – como leemos en el Apocalipsis – el
Cordero rompa el quinto sello? (Ap 6:9).

Palabras Clave.
Dolor: Experiencia sensitiva y emocional desagradable asociada
con una lesión real o potencial de un tejido.
Sufrimiento: Paciencia, conformidad, tolerancia con
que se sufre una cosa. Padecimiento, dolor, pena.
Vicario: Que tiene las veces, poder y facultades de otro o le
sustituye.

Notas y Textos.

Actas selectas de los mártires. Ed. Apostolado
Mariano. C/ Recaredo 44, 41003 Sevilla. 1991.
Biblia Latinoamericana. Verbo Divino. 1989. España.
Cardenal Carlo María Martini, Arzobispo de Milán.
Habéis perseverado en mis pruebas: Meditaciones sobre Job.
Edizioni Piemme S.p.A. (Italia) en 1989, traducido al español
por EDICEP C.B. Valencia (España) en 1990.
Daniel Rops. La Iglesia de los Apóstoles y los
Mártires (1992). Ediciones Palabra. Madrid
(España). La versión original de este libro
apareció con el título: L´Église des
Apôtres et des Martyrs. Librairie Arthème
Fayard.
James Bridge. Transcrito por Douglas J. Potter (Dedicado al
Sagrado Corazón de Jesucristo. Traducido por José
Luis Anastasio). The Catholic Encyclopedia, Volume I Copyright
© 1907 by Robert Appleton Company Online Edition Copyright
© 1999 by Kevin Knight. Enciclopedia Católica
Copyright © ACI-PRENSA.
Josef Weismayer. Facultad de Teología de la Universidad de
Viena (Austria). Título original ¨Leben in
Fülle¨, en Verlaganstalt Tyrolia, Innsbruck, 1983; y
¨Vida Cristiana en plenitud¨, por Promoción
Popular Cristiana (PPC) en la Colección Pastoral Aplicada,
Madrid, 1990.
XXIX Videoconferencia Teológica Internacional, que tiene
por tema: "El martirio y los nuevos mártires". Prefectura
de la Congregación para el Clero – S. Em. Revma. Cardenal
Darío Castrillón Hoyos (Ciudad del Vaticano, 28
mayo 2004): Roma: Jean Galot, Bruno Forte, Antonio Miralles y
Paolo Scarafoni; Manila: José Vidamor Yu; Taiwán:
Louis Aldrich; Johannesburgo: Graham Rose; Bogotá: Prof.
Silvio Cajiao; Sydney: Julian Porteous; Moscú: Ivan
Kowalewsky.

 

 

José María Amenós
Vidal

Psicólogo Clínico y Social (docencia e
investigación desde 1984) por la
Universidad Central de Barcelona (España). Miembro
Fundador y Administrador de
la FPC.

Marcelo Alejandro Correa

Agente Pastoral de Salud, impulsor y promotor
de grupos de
prevención del suicidio en Argentina, y de duelo por
suicidio en la Asociación Civil Estaciones del Alma
(ACEDA) de Bahía Blanca.

Javier Mandingorra Giménez

Máster de Orientación familiar por la
Universidad de Navarra, y de Sexualidad por
el Instituto Pontificio Juan Pablo II de estudios para el
matrimonio y
la familia
(Valencia). España.
Fundación Psicología y Cristianismo. c/
Museo, 26 – 1º 1ª. 08912. Badalona (Barcelona).
España

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